Un encuentro que removió mi conciencia
Esta semana acudí al despacho de la procuradora Yeni Berenice Reynoso, por motivos formales. Lo que no esperaba era encontrarme allí con un antiguo hermano de iglesia. El saludo fue cordial, pero en mi interior algo se movió. Alegría por verle… y, al mismo tiempo, una sombra de vergüenza por una situación del pasado en nuestra comunidad de fe.
Ese instante, breve pero revelador, me llevó a pensar en algo que muchos evitamos: la manera en que otros nos perciben.
Cuando Jesús preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo?
En Mateo 16:13, Jesús les hace una pregunta directa a sus discípulos:
“¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?”
Y luego les pregunta:
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (Mateo 16:15)
Jesús no tenía una crisis de identidad, pero sí nos enseñaba algo: la percepción de los demás es una ventana a nuestra coherencia, o a la falta de ella. No vivimos para el aplauso público, pero tampoco debemos subestimar lo que nuestra vida proyecta.
Reputación, familia y herencia moral
Proverbios 22:1 dice:
“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas; y la buena fama, más que la plata y el oro.”
Nuestra reputación no es solo una marca personal; es una herencia emocional que nuestros hijos y seres queridos cargarán con orgullo… o con vergüenza. ¿Cuántos han tenido que agachar la cabeza por acciones que no cometieron, pero que llevaron nuestro apellido?
Lo que el corazón calla, la vida lo grita
Lucas 6:45 dice:
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno… porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
Tarde o temprano, nuestras intenciones internas se revelan. Podemos decir que no nos importa lo que digan los demás, pero la verdad es que todos, en algún nivel, deseamos ser respetados y reconocidos por el bien que hemos sembrado.
Un llamado a la conciencia, no al juicio
Esta no es una crítica, sino una invitación a revisar nuestra vida en silencio. ¿Estamos viviendo de forma que otros puedan ver luz en nuestras acciones? ¿Pueden nuestros hijos decir con orgullo: “Ese es mi padre, esa es mi madre”?
El apóstol Pablo aconseja en 2 Corintios 8:21:
“Procuramos hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor, sino también delante de los hombres.”
La doble integridad —ante Dios y ante la gente— es un principio que transforma familias y soci