Por: Ysidro Vargas
Descubre las cuatro condenas a las que fue sometido Jesús de Nazaret. Analizamos los juicios injustos ante el Sanedrín, Poncio Pilatos, Herodes y la multitud, mostrando cómo la justicia fue manipulada.
Las 4 Condenas de Jesús de Nazaret
Desde siempre, las historias y la religión nos han enseñado que Jesús fue juzgado y condenado a muerte por el gobernador romano, Poncio Pilatos, bajo la presión de las autoridades judías de la época. Las iglesias han aceptado, enseñado y predicado este hecho como válido, sin detenerse a estudiar los detalles de los diversos procesos legales a los que fue sometido el hombre más justo que haya venido a la Tierra. Esto muestra cómo la justicia ha sido manipulada a lo largo de la historia por las autoridades de turno. Tras estudiar los evangelios, nos dimos cuenta de que Jesús de Nazaret fue sometido a varios juicios. Veamos.
Primer juicio: El Sanedrín
El primer juicio comienza con el apresamiento de Jesús en el huerto de Getsemaní. Fue llevado al Sanedrín en calidad de preso. Este proceso fue llevado a cabo frente a los sumos sacerdotes y consistió en un interrogatorio violento y humillante. Los ancianos presentaron testigos para reforzar sus acusaciones. En ese juicio, Jesús fue insultado, golpeado y humillado por 73 ancianos, siendo sentenciado a ser entregado a las autoridades romanas.
Segundo juicio: Ante Poncio Pilatos
El segundo juicio se llevó a cabo ante el gobernador romano, Poncio Pilatos. Pilatos lo interrogó, pero al no encontrar pruebas en su contra, no quería condenarlo. Sin embargo, para complacer al Sanedrín, que pedía un castigo ejemplar contra quien se autoproclamaba hijo de Dios, Pilatos ordenó que Jesús fuera azotado con 39 latigazos, que era la pena máxima para los revoltosos en Israel. Tras la ejecución de la sentencia en el pretorio, Jesús debería haber sido liberado, pero los ancianos no se dieron por vencidos. Le recordaron a Pilatos que Jesús era de Galilea, por lo que fue enviado a ser juzgado por Herodes.
Tercer juicio: Ante el Rey Herodes
El tercer juicio tuvo lugar ante el rey Herodes. Herodes temía a Jesús, ya que le recordaba a Juan el Bautista, a quien había asesinado años antes. Por esta razón, se limitó a burlarse de Él. Aunque su tortura fue psicológica, fue cruel y humillante, pues Herodes buscaba divertir a su corte de bufones. En un arranque de impotencia y temor, Herodes se quitó su manto real y se lo puso a Jesús, ordenando luego que fuera devuelto a Pilatos disfrazado de rey.
Cuarto juicio: La presión del pueblo
El cuarto y último juicio también tuvo lugar con Pilatos como juez. Esta vez, las autoridades judías ya habían preparado el escenario para asegurarse de que Jesús no fuera liberado. Pilatos, tratando de no sentirse culpable por la muerte de un hombre inocente, mandó buscar a un verdadero criminal, Barrabás, quien sí merecía morir según los romanos. Al ponerlo junto a Jesús, Pilatos le pidió al pueblo que eligiera entre los dos reos, con la esperanza de que favorecieran al Nazareno. Sin embargo, los sumos sacerdotes habían llevado a personas bajo amenazas y sobornos de todas las regiones para que gritaran “¡Crucifícalo!” y pidieran la liberación de Barrabás. Este hecho desconcertó al procurador romano, quien firmó la orden de muerte en la cruz. Luego, ante sus colaboradores, se lavó las manos, indicando que el crimen no era responsabilidad de Roma, sino del Sanedrín.