El ascenso de Donald Trump al poder y su control total sobre el Ejecutivo y Legislativo de Estados Unidos trae consigo una serie de medidas que ponen en peligro a las comunidades más vulnerables del país, incluida la comunidad dominicana. Tal como lo expone un reciente análisis publicado por El Nuevo Diario, la victoria de Trump implica la implementación de políticas restrictivas en áreas claves como la migración y los programas sociales, las cuales afectarán gravemente la calidad de vida de millones de personas, especialmente de aquellos que dependen de programas como Medicaid y Medicare.
En primer lugar, el «Proyecto 2025» de Trump se presenta como una amenaza directa para los beneficios esenciales de salud de millones de ciudadanos, incluidos los latinos. Los recortes previstos en Medicare, que incluyen la eliminación de la capacidad de negociar precios de medicamentos, elevarán los costos de tratamiento para los más necesitados, en especial para los ancianos. De igual manera, el recorte a Medicaid afectará a cientos de miles de personas que dependen de este programa para tratamientos médicos esenciales como el manejo de enfermedades crónicas o condiciones críticas, como el cáncer y la diabetes. Cabe señalar que más del 30% de los beneficiarios de Medicaid son latinos, lo que subraya el impacto directo que tendrán estas políticas en la comunidad.
En el ámbito migratorio, las propuestas de Trump incluyen una serie de medidas draconianas que amenazan con dividir familias y forzar a miles de personas a la deportación masiva. De implementarse, programas como el TPS (Programa de Protección Temporal) y el DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) podrían ser eliminados, afectando a cientos de miles de migrantes que han hecho contribuciones valiosas a la economía estadounidense. La política de «deportación masiva» no solo afecta a trabajadores indocumentados, sino también a ciudadanos legales que tienen familiares en situación irregular, lo que podría desestabilizar aún más a las comunidades inmigrantes.
Esta situación presenta un reto no solo para la comunidad dominicana en Estados Unidos, sino también para las relaciones internacionales y la economía global, especialmente dado el papel crucial que las remesas juegan en la economía de países como República Dominicana. La represión migratoria, combinada con los recortes a servicios de salud, afectará el bienestar de millones y reducirá la capacidad de las familias para mantenerse unidas y estables, tanto en EE. UU. como en sus países de origen.
A esta situación se le suma la creciente polarización política y social, un resultado directo de las políticas del actual gobierno, que no solo recurre a la exclusión, sino también al desmantelamiento de derechos fundamentales. La comunidad dominicana debe estar alerta y preparada para resistir, movilizándose de manera conjunta con otras comunidades vulnerables que se verán afectadas por el regreso de Trump al poder. Como se ha convocado en diversas manifestaciones, entre ellas la marcha programada para el 20 de enero de 2025 en Washington D.C., es crucial que la población se organice para defender los derechos humanos y la justicia social, principios que están en riesgo bajo el liderazgo de Trump.
Conclusión:
El Proyecto 2025 de Trump no solo es un ataque a la comunidad dominicana, sino a la comunidad inmigrante en su conjunto. Las políticas propuestas socavan los avances logrados en términos de derechos civiles y humanos y aumentan la desigualdad social y económica. Es esencial que las comunidades afectadas se unan en resistencia, defendiendo sus derechos a través de movilizaciones y acciones colectivas que puedan contrarrestar los efectos devastadores de esta nueva era política. La marcha del 20 de enero será una de las primeras pruebas de la fuerza de la oposición al «trumpismo» y sus políticas de exclusión.