La Soberbia y el Orgullo: Un Camino de Caída según la Biblia

La Soberbia y el Orgullo: ¿Un Camino de Perdición?

Hoy quiero hablarte a ti, que practicas la soberbia, la altanería y el orgullo desmedido. Quizás pienses que tu manera de actuar es correcta, que nadie puede decirte qué hacer, que eres autosuficiente y que no necesitas a Dios. Pero quiero que leas con atención lo que la Palabra de Dios dice al respecto.

La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustentará la honra.» (Proverbios 29:23, RV1960)

¿Te das cuenta? La soberbia no te eleva, te destruye. Puede que ahora sientas que tienes poder, que te respetan, que impones tu voluntad, pero llegará el momento en que esa altanería te derrumbe.

Dios Resiste a los Soberbios

La Biblia es clara en este punto: Dios se opone a los que son orgullosos y altivos.

Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.» (Santiago 4:6, RV1960)

Si eres de los que menosprecian a otros, de los que piensan que siempre tienen la razón, déjame decirte que no estás en el camino correcto. Dios no bendice al que se enaltece a sí mismo, sino al que reconoce su necesidad de Él.

El Orgullo Precede a la Ruina

El orgullo ha sido la causa de la caída de muchos. La Biblia nos advierte:

Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.» (Proverbios 16:18, RV1960)

Mira a tu alrededor, cuántas personas han perdido todo por su arrogancia. Piensan que nunca caerán, que su poder y sus riquezas los sostendrán, pero la historia nos muestra que la soberbia solo lleva al fracaso.

El Llamado a la Humildad

Si te has visto reflejado en estas palabras, aún hay esperanza. Dios nos llama a dejar la soberbia y buscar la humildad.

Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.» (Santiago 4:10, RV1960)

No esperes a que la vida te golpee para reconocer que necesitas a Dios. Hoy es el día para cambiar, para dejar la altanería y caminar en humildad.

Si la soberbia y el orgullo han dominado tu vida, este es el momento de reflexionar. Dios te llama a dejar la altivez y buscar la verdadera grandeza en la humildad. No permitas que tu carácter altanero te lleve a la ruina.

La clave no es creerse superior, sino reconocer que sin Dios, nada somos.

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