Por: Eduardo Perez
Reflexión profunda sobre las diferencias entre ser cristiano, seguir a Cristo y vivir como cristiano. A través de la Biblia, exploramos lo que significa realmente vivir según el ejemplo de Jesús.
He estado pensando en algo que siempre escucho de personas no cristianas: «Tú no eres cristiano», cuando intentan juzgarme por cualquier cosa, por algo tan simple como «quítame esa paja». Esto me motivó a investigar lo que la Biblia realmente dice acerca de ser cristiano, seguir a Cristo y vivir como cristiano. ¿Es lo mismo ser cristiano que vivir como cristiano? ¿Es suficiente solo seguir a Cristo o hay algo más que debemos hacer?
Ser Cristiano: Una Identidad Declarada
Ser cristiano es, en su esencia, una identidad. Es el reconocimiento público de que uno ha aceptado a Jesucristo como Salvador. La Biblia nos habla claramente sobre este concepto:
“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.”
— Romanos 10:9 (NVI)
Ser cristiano es, por lo tanto, un acto de fe inicial. Es decir, aceptar que Jesús murió por nuestros pecados y resucitó para darnos vida eterna. Al decir “Soy cristiano”, estamos declarando nuestra identidad en Cristo, pero eso no es suficiente por sí solo. Es solo el primer paso en un viaje más profundo.
Seguir a Cristo: Un Llamado a la Acción
Seguir a Cristo es más que simplemente declarar nuestra fe. Es un llamado a la acción. Jesús mismo dijo:
“Si alguien quiere ser mi discípulo, nieguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.”
— Mateo 16:24 (NVI)
Ser seguidor de Cristo implica obedecer Su enseñanza, vivir según Su ejemplo y estar dispuesto a sacrificar nuestro propio ego por el bien de Su misión. No se trata solo de decir que creemos en Él, sino de tomar decisiones activas para vivir de acuerdo con Su voluntad. Esto puede ser difícil, porque requiere renunciar a nuestros propios deseos y colocar los de Cristo por encima de los nuestros.
Vivir Como Cristiano: La Manifestación de una Vida Transformada
Vivir como cristiano es el resultado natural de ser cristiano y seguir a Cristo. Implica una transformación diaria del corazón y la mente, donde las decisiones, actitudes y comportamientos reflejan el amor y las enseñanzas de Jesús.
“No se amolden al comportamiento de este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”
— Romanos 12:2 (NVI)
Vivir como cristiano no se trata solo de ser parte de una religión o asistir a la iglesia los domingos; es una transformación continua que afecta todos los aspectos de nuestra vida. Esto incluye cómo tratamos a los demás, cómo manejamos los conflictos, cómo mostramos amor y perdón, y cómo vivimos en una relación constante con Dios.
La Disrupción de Vivir Como Cristiano en el Mundo Moderno
Vivimos en una era de tendencias y disrupción. La sociedad moderna nos impulsa a vivir según sus estándares: el éxito material, la popularidad, la gratificación instantánea. Vivir como cristiano, en contraste, es un acto de disrupción. Nos desafía a vivir de manera contracultural, siguiendo los principios del Evangelio en lugar de los de este mundo.
“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.”
— 1 Juan 2:15 (NVI)
Ser un cristiano verdadero hoy en día es disruptivo. Vivir como Jesús vivió en una cultura que promueve valores opuestos a los de la Biblia nos coloca en una posición incómoda y, a veces, incomprendida. Sin embargo, esta disrupción es parte del llamado de ser seguidores de Cristo.
Conclusión: Ser, Seguir y Vivir Como Cristiano
En resumen, ser cristiano es una declaración de fe. Seguir a Cristo es un llamado a la acción, a vivir como Él vivió. Vivir como cristiano, finalmente, es la manifestación de esa fe y esa acción transformada en una vida diaria. Cada una de estas fases está conectada y es fundamental para que podamos cumplir con nuestro propósito en Cristo.
Alguien que se llama cristiano pero no sigue a Cristo ni vive de acuerdo a Su ejemplo está perdiendo lo esencial del evangelio. La verdadera vida cristiana no se trata solo de una etiqueta o de palabras, sino de una vida transformada por el poder de Dios, que se refleja en nuestra manera de vivir, de pensar y de relacionarnos con los demás.