Por: Patria Heredia
La República Dominicana enfrenta una ola de homicidios que pone en evidencia fallas en seguridad, justicia y gobernanza. ¿Qué se necesita para detenerla?
La ola de homicidios en República Dominicana: entre el miedo, la impunidad y el abandono estatal
La República Dominicana vive una de sus etapas más críticas en materia de seguridad ciudadana. La ola de homicidios que recorre el país no solo ha estremecido a la opinión pública, sino que ha expuesto, con crudeza, las fallas estructurales en los sistemas de justicia, gobernanza y prevención del crimen.
Delincuencia sin freno: más violencia, más organización
Lo que antes podían parecer hechos aislados, hoy conforman un patrón preocupante. Jóvenes abatidos, mujeres asesinadas y ajustes de cuentas a plena luz del día son solo algunos ejemplos del tipo de violencia que se ha normalizado.
El crimen organizado ha evolucionado. Es más violento, más visible y, lo que es peor, más impune.
Una respuesta oficial desconectada de la realidad
Pese a la gravedad del escenario, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente y, en muchos casos, reactiva.
Los operativos policiales esporádicos, las ruedas de prensa cargadas de promesas y la falta de resultados concretos han alimentado la frustración social. La ciudadanía no quiere discursos: exige soluciones reales.
Urge una estrategia integral y sostenible
La situación actual exige más que medidas aisladas. Se necesita una estrategia nacional contra la violencia, que incluya:
- Prevención comunitaria y educación
- Inteligencia e investigación policial
- Depuración de cuerpos de seguridad
- Reformas judiciales profundas
- Cero tolerancia a la corrupción vinculada al crimen
El control del espacio público debe ser una prioridad. Pero para lograrlo, se necesita voluntad política y coherencia institucional.
Sin seguridad no hay democracia ni desarrollo
No puede haber una democracia sólida donde reina el miedo. Tampoco puede haber desarrollo económico sostenible en un país donde los ciudadanos no se sienten seguros ni protegidos por el Estado.
La seguridad ciudadana no es un favor del gobierno, es un derecho fundamental. Y cuando ese derecho se ve vulnerado, la gobernabilidad misma entra en crisis.
Conclusión: actuar ahora o ser cómplices del caos
La ola de homicidios en República Dominicana es más que una cifra o un titular: es una tragedia colectiva que afecta a todas las clases sociales, todas las regiones y todos los sectores del país.
Es momento de tomar decisiones firmes, responsables y urgentes. El silencio, la indiferencia o la improvisación no son opción: son complicidad.