Por: Marino Lebrón
«Samaná, el destino turístico por excelencia en República Dominicana, recibe cada año a cientos de ballenas jorobadas. Con sus santuarios marinos protegidos, la región es clave para la conservación de estas especies.»
Samaná, epicentro de la conservación marina, alberga a miles de ballenas jorobadas entre diciembre y marzo
Samaná, ubicado en la costa norte de República Dominicana, es uno de los destinos más emblemáticos del Caribe, y no solo por sus paisajes exquisitos y playas paradisíacas. Este rincón de la isla se destaca por ser el único lugar en el Caribe que recibe, anualmente, a miles de ballenas jorobadas, una de las especies más fascinantes y grandes del océano.
Gracias a sus aguas cálidas y tranquilas, Samaná se ha convertido en el principal santuario de estos mamíferos marinos. Desde la creación de los santuarios marinos Banco de la Plata y Banco de la Navidad en octubre de 1986, la región se ha consolidado como el primer santuario de mamíferos marinos en el Océano Atlántico, y es considerado un modelo global en términos de conservación marina.
La migración de las ballenas jorobadas
Cada año, entre diciembre y marzo, las ballenas jorobadas migran desde las frías aguas del norte hacia el cálido Caribe, con el fin de aparearse y dar a luz. En 2021, se registraron 605 ballenas jorobadas y 18 ballenatos nacidos en las aguas de Samaná, cifra que aumentó a 944 ballenas y 48 crías en 2022, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Mimarena).