El orgullo como la última trampa: la lección del capítulo 14 de Cartas del diablo a su sobrino

Análisis del capítulo 14 de Cartas del diablo a su sobrino: cómo C.S. Lewis revela el orgullo disfrazado de humildad, una tentación tan actual como eterna.

El orgullo oculto en la virtud

El capítulo 14 de Cartas del diablo a su sobrino expone con sutileza el peligro del orgullo espiritual.
Screwtape, el demonio maestro, aconseja a su sobrino que no elimine la humildad del ser humano, sino que la deforme.
El truco consiste en lograr que el individuo se sienta orgulloso de ser humilde.

Lewis convierte este diálogo infernal en una reflexión sobre la naturaleza del ego.
Lo que empieza como virtud puede transformarse en vanidad si se mira desde el espejo equivocado.

Cuando la humildad se vuelve vanidad

Screwtape enseña que la humildad no significa pensar menos de uno mismo, sino pensar menos en uno mismo.
El matiz es crucial.
El verdadero peligro surge cuando el individuo cree haber dominado el orgullo y empieza a presumir de su modestia.

Este tipo de autoengaño, que Lewis retrata con ironía, sigue vivo hoy en la era digital:
la llamada humildad performativa, en la que se muestra sencillez solo para recibir aprobación.

El orgullo moderno según Lewis

Aunque escrito en 1942, este capítulo parece anticipar la cultura actual de la imagen.
El orgullo ya no se expresa solo en el poder o la riqueza, sino en la necesidad de reconocimiento constante.
Lewis advierte que el ego se adapta a los tiempos: si el pecado antes se ocultaba, hoy se disfraza de virtud.

La lección es vigente: quien busca ser admirado por su humildad, deja de ser humilde.

Humildad auténtica: mirar hacia fuera

Lewis propone una salida: la humildad genuina no niega el valor propio, sino que lo reordena.
Consiste en ver el bien en otros, en disfrutar sin compararse.
La libertad interior surge cuando uno deja de examinarse a sí mismo para centrarse en algo mayor.

En una sociedad obsesionada con la autoimagen, esta enseñanza es revolucionaria:
ser humilde no es ser menos, sino ser libre del yo.

Conclusión: una lección atemporal

El capítulo 14 de Cartas del diablo a su sobrino nos recuerda que el orgullo no muere, solo cambia de máscara.
Lewis, con tono irónico y moralmente agudo, revela que la batalla espiritual no está en el cielo ni en el infierno, sino en la conciencia.

En la era del ego digital, su advertencia resuena más que nunca:

“El orgullo no desaparece cuando se reconoce, sino cuando se olvida.”

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