Reflexión en primera persona sobre el impacto de la corrupción en Senasa y el daño humano que causa cuando afecta la salud pública.
La corrupción no es solo una cifra
Hablar del caso Senasa no es sencillo. Yo creo que no lo es porque detrás de los números y los expedientes judiciales hay personas que dependen del sistema público de salud para sobrevivir.
Cuando se mencionan montos millonarios, muchas veces se pierde de vista el impacto humano que esas cifras representan.
Cuando el daño es colectivo
Desde mi perspectiva, la corrupción en el sector salud no es un delito cualquiera. Es una acción que golpea directamente a miles de ciudadanos que no tienen otra alternativa que confiar en lo público.
Cada recurso desviado significa menos medicamentos, menos atención y más incertidumbre para familias enteras.
Traicionar la confianza pública
Yo siento que cuando se utilizan fondos destinados a la salud con fines ilícitos, se rompe un pacto básico entre el Estado y la ciudadanía.
La confianza pública no es un concepto abstracto; es la base que sostiene la convivencia y la dignidad social.
Más que un caso judicial
Este proceso no debe verse solo como un expediente penal. Yo lo veo como una oportunidad para reflexionar sobre el país que queremos construir.
Aceptar la corrupción como algo normal nos convierte, de alguna manera, en cómplices silenciosos.
Una responsabilidad colectiva
Creo firmemente que la lucha contra la corrupción no recae únicamente en los tribunales. También es una responsabilidad ciudadana y social.
Defender los recursos públicos, especialmente los destinados a la salud, es una forma de defender la vida y el bienestar común.
Mirar hacia adelante
Ojalá que este caso marque un antes y un después. Yo espero que sirva para fortalecer la justicia, promover la transparencia y evitar que hechos similares se repitan.
La salud pública no puede seguir siendo una víctima invisible de la corrupción.