Conoce qué significa “No codiciarás lo que es de tu prójimo”, cómo afecta tu alma y por qué el arrepentimiento te lleva a una vida en paz y libertad.
No Codiciarás lo Que Es de Tu Prójimo: El Mandamiento Que Libera
El décimo mandamiento nos confronta profundamente:
“No codiciarás lo que es de tu prójimo.” (Éxodo 20:17)
No es solo una regla, es una advertencia amorosa de Dios.
Codiciar envenena el alma y rompe la paz del corazón.
¿Qué es codiciar?
Codiciar no es simplemente desear algo bueno.
Es querer lo ajeno con un deseo profundo y desordenado.
Cuando codicias, no solo deseas. También comparas, envidias y te frustras.
Este pecado comienza en el corazón, pero puede llevar a acciones graves.
La codicia corrompe el alma
La Biblia dice que la codicia es idolatría (Colosenses 3:5).
¿Por qué? Porque pone lo que otro tiene en el lugar de Dios.
Codiciamos cosas materiales, personas, incluso vidas ajenas.
Y al hacerlo, perdemos de vista lo que ya Dios nos ha dado.
Codicia y envidia: peligros silenciosos
La codicia dice: «Quiero eso que tú tienes.»
La envidia dice: «No quiero que tú lo tengas.»
Ambas destruyen relaciones y generan amargura.
Ejemplo claro: Caín codició el favor de Dios sobre Abel.
Su codicia lo llevó al odio. Y el odio, al asesinato (Génesis 4:3-8).
No codiciarás la mujer de tu prójimo
Dios es claro: no desees la esposa, esposo ni pareja de nadie.
Jesús fue más profundo aún:
“Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón.”
— Mateo 5:28
Esto aplica tanto para hombres como mujeres.
El deseo impuro destruye matrimonios y contamina el alma.
El fruto de la codicia es dolor
Un claro ejemplo es el rey David.
Codició a Betsabé, la mujer de otro hombre. (2 Samuel 11)
Eso lo llevó al adulterio. Luego al engaño. Y finalmente, al asesinato.
Todo empezó con un deseo fuera de lugar.
Dios llama al arrepentimiento
Dios no quiere condenarte. Quiere liberarte.
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar.”
— 1 Juan 1:9
El arrepentimiento abre la puerta a la restauración.
No importa cuánto hayas fallado: Dios quiere limpiarte.
¿Cómo vencer la codicia?
Aquí algunos pasos prácticos:
✅ Agradece por lo que tienes
Ora por contentamiento
Evita compararte
Enfócate en tu propósito
Llena tu mente con la Palabra
“He aprendido a contentarme…”
— Filipenses 4:11
Oración final
Señor, limpia mi corazón.
Arranca de mí toda codicia, envidia y deseo por lo que no es mío.
Enséñame a vivir en gratitud, humildad y gozo contigo.