Por: Eduardo Pérez
Supera las críticas y los juicios ajenos. Descubre cómo vivir con paz y propósito, enfocándote en la aprobación de Dios, no de los hombres.
Hoy conversaba con mi hermana en Cristo, Yudelca, sobre una colcha negra que estaba colocando en el estudio. Ella me comentó que el color negro era del Diablo, ya que asociaba la oscuridad con lo maligno.
Le respondí: «Dios hizo la noche y el día.» Este momento me hizo pensar en cómo las críticas pueden afectarnos. Vivimos rodeados de juicios, pero lo que otros piensen no cambia lo que Dios tiene para ti.
No podemos controlar lo que los demás hacen, pero sí cómo reaccionamos. El perdón nos libera y nos permite avanzar. Lo que otros hagan no define nuestro destino ni el propósito que Dios tiene para nosotros.
Dios tiene un propósito grande para ti. Las críticas humanas no alteran lo que Él ha planeado. A pesar de lo que digan los demás, lo que importa es seguir adelante con lo que Dios nos ha llamado a hacer.
Jesús enfrentó críticas. Durante su ministerio, fue juzgado constantemente, pero nunca dejó que eso lo desanimara. Él siguió fiel a su misión, y ese es el ejemplo que debemos seguir.
Colosenses 3:23 dice: «Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.» Vivir para agradar a Dios, no a los demás, nos da paz y propósito.
La oscuridad también es parte de la creación divina. En Génesis 1:3-5, Dios separó la luz de las tinieblas, y ambas son buenas porque son parte de Su plan perfecto.
Conclusión: Las críticas estarán siempre ahí, pero no deben definirnos. Vivir para agradar a Dios nos libera del miedo al juicio ajeno. ¡Enfócate en lo que Él tiene para ti y no en lo que los demás piensa