Por: Eduardo Pérez
La Biblia ofrece enseñanzas clave sobre la confianza y la prudencia en nuestras relaciones. Descubre cómo discernir con quién compartir tus secretos y cómo evitar la traición.
La confianza es uno de los aspectos más delicados y esenciales en nuestras relaciones, pero la Biblia nos enseña a ser sabios al elegir en quién confiar. No todas las personas tienen la capacidad de guardar un secreto o actuar con lealtad, y en muchas ocasiones, la confianza puede ser traicionada. A continuación, exploramos algunos versículos bíblicos que nos guían sobre cómo manejar la confianza y la prudencia.
El Peligro de Hablar Sin Discernimiento
En Mateo 7:6, Jesús advierte: «No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos». Este versículo nos recuerda la importancia de discernir antes de compartir lo más valioso que tenemos. Hay personas que usan lo que les confiamos para volverse en nuestra contra, como sucedió en la historia de Sansón y Dalila. En Jueces 16:17, Sansón reveló su secreto a Dalila: «Y él le descubrió todo su corazón, y le dijo: Nunca ha venido navaja a mi cabeza, porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre; si fuere rapado, mi fuerza se apartaría de mí, y sería débil, y sería como cualquiera de los hombres». Esta falta de prudencia resultó en su traición, lo que nos enseña que no todos son dignos de conocer nuestros secretos.
La Traición de Jesús: El Beso de Judas
En el Evangelio de Mateo 26:48-50, Judas traiciona a Jesús con un beso: «Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle». Este acto de traición es un recordatorio de que incluso aquellos cercanos a nosotros pueden usar nuestra confianza en su contra. Jesús mismo fue víctima de la traición, lo que nos enseña que debemos ser cautelosos al confiar, incluso en quienes parecen ser nuestros amigos.
El Riesgo de Compartir Demasiado
Proverbios 13:3 dice: «El que guarda su boca guarda su vida; pero el que mucho abre sus labios tendrá calamidad». Aquí la sabiduría bíblica nos exhorta a ser prudentes con lo que decimos. Hablar demasiado puede ponernos en situaciones incómodas o incluso peligrosas. Hay personas que, al saber demasiado, pueden usar la información en nuestra contra, y por eso, es vital elegir cuidadosamente a quién le confiamos nuestros pensamientos más íntimos.
La Necesidad de Apoyo y la Soledad de Jesús
En Mateo 26:38, cuando Jesús necesita apoyo, sus discípulos no están allí para él: «Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». Este versículo refleja la vulnerabilidad humana y la tristeza que puede surgir cuando no encontramos el apoyo esperado en momentos de necesidad. Aunque Dios es nuestra fuente constante de apoyo, las personas que nos rodean a menudo pueden fallar en ofrecer la ayuda que necesitamos.
El Momento de Callar en Lugar de Hablar
Proverbios 26:17 nos enseña que a veces es mejor callar que hablar imprudentemente: «El que, apartando la pelea, se pasa, y se mete en medio de ella, es como el que toma al perro por las orejas». Este versículo ilustra cómo a veces es mejor no involucrarse en situaciones innecesarias o peligrosas, especialmente cuando sabemos que las palabras pueden ser malinterpretadas o usadas en nuestra contra.
El Peligro del Chisme
Proverbios 20:19 dice: «El que anda en chismes descubre el secreto; por tanto, no te entrometas con el suelto de lengua». Las personas que chismean no solo violan la confianza, sino que también pueden manipular las palabras para crear conflictos. Es fundamental saber con quién compartir información sensible para evitar ser víctima de rumores o malentendidos.
¿En Quién Confiar?
Salmo 34:17 nos da una clave sobre a quién podemos confiar: «Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias». La verdadera confianza debe estar en Dios, quien nunca nos traicionará ni usará nuestros secretos en nuestra contra. A nivel humano, es esencial discernir a las personas que actúan con integridad, respeto y lealtad.
Las Personas que Hablan Demasiado
Proverbios 17:27 nos alerta: «El que tiene conocimiento, tiene la boca cerrada; y el de espíritu prudente es hombre de entendimiento». El que habla sin pensar o sin conocer bien las circunstancias puede generar caos o malentendidos. Es mejor ser sabio en nuestras palabras y aprender a callar cuando es necesario.