¿Dónde está el Defensor del Pueblo? Crecen cuestionamientos sobre su rol y uso de recursos

Por: Ysidro Vargas

Ciudadanos cuestionan el silencio del Defensor del Pueblo ante múltiples crisis nacionales, mientras la institución consume cientos de millones en presupuesto.

¿Para qué sirve el Defensor del Pueblo? Una figura cuestionada en medio de crisis nacionales

Misión: proteger derechos… ¿pero se cumple?

El Defensor del Pueblo fue creado como un órgano autónomo, con la misión de proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos frente a posibles abusos por parte del Estado. Sin embargo, cada vez más voces cuestionan su eficacia y pertinencia, ante su aparente inacción frente a los grandes problemas que afectan al país.

Para el año 2025, esta institución recibirá RD$375 millones, provenientes del Presupuesto Nacional y de organismos internacionales comprometidos con la promoción de los derechos humanos y la dignidad humana.

Pero, ¿se está cumpliendo con esa misión?

Una institución aislada de la realidad

Según denuncias ciudadanas, el Defensor del Pueblo funciona en un edificio moderno y costoso, que contrasta con la precariedad que vive la mayoría de los dominicanos. Desde afuera, parece más un museo silencioso que una institución vigilante del poder.

Trabajadores jóvenes, lejos de estar comprometidos con una labor de alto impacto social, aparentemente pasan las jornadas entre redes sociales y distracciones, alejados de la angustiosa realidad del país.

Realidades ignoradas

Mientras tanto, en las calles, la población enfrenta múltiples crisis que afectan su calidad de vida:

  • Apagones prolongados
  • Inseguridad ciudadana creciente
  • Colapso en salud y educación públicas
  • Corrupción administrativa
  • Aumento del costo de la vida
  • Violencia intrafamiliar y abuso infantil
  • Accidentes de tránsito sin freno
  • Ejecuciones extrajudiciales
  • Indigencia y abandono de personas con enfermedades mentales

¿Dónde está el Defensor del Pueblo frente a estas violaciones cotidianas de los derechos ciudadanos?

Crisis migratoria y pérdida de control

Otro de los temas que genera inquietud es la creciente presencia de inmigrantes haitianos en condiciones irregulares en distintos sectores estratégicos del país, como la agricultura, la construcción, el comercio informal y hasta en cuerpos militares y policiales.

Casos como el de Friusa, en Higüey, donde bandas haitianas supuestamente controlaban territorios sin presencia efectiva del Estado, revelan el nivel de descontrol que se vive en algunas zonas del país.

¿Institución decorativa o necesaria?

Frente a esta “tétrica realidad” —como lo define el autor del texto—, la ausencia de posicionamientos claros y acciones visibles por parte del Defensor del Pueblo genera frustración. Muchos se preguntan si esta oficina se ha convertido en una institución decorativa, cuyo principal gasto se concentra en nóminas y sueldos elevados.

“¿Para qué sirve el Defensor del Pueblo si guarda silencio ante el sufrimiento del pueblo?”, es la pregunta que queda en el aire.

Conclusión: urge rendición de cuentas

En un país donde los derechos básicos son vulnerados a diario, una institución como el Defensor del Pueblo debería ser parte de la solución, no del problema. Si no hay vigilancia real sobre el poder, ni defensa activa del ciudadano, entonces urge un debate nacional sobre su función, transparencia y justificación presupuestaria.

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