SENASA y Medicare: similitudes en casos de corrupción

Por: Ysidro Vargas

Casos de corrupción en SENASA y Medicare revelan esquemas similares de fraude en servicios de salud, con graves consecuencias para pacientes vulnerables.

Dos instituciones de salud pública —SENASA en República Dominicana y Medicare en Estados Unidos— han sido objeto de investigaciones por corrupción que revelan un patrón común de fraude, dejando a miles de pacientes sin acceso a servicios médicos esenciales.

Ambos sistemas, creados para garantizar la atención sanitaria a las poblaciones más vulnerables, han sido víctimas de redes mafiosas que operaban desde dentro de las mismas instituciones, asociadas con clínicas, farmacias y médicos que actuaron en complicidad con altos ejecutivos.

Un patrón común: el fraude sistemático

Las investigaciones, tanto en República Dominicana como en EE.UU., han identificado esquemas similares de operación en estos fraudes millonarios. Entre las prácticas más recurrentes están:

  1. Facturación por servicios no prestados.
  2. Falsificación de diagnósticos médicos.
  3. Uso de códigos incorrectos para negar servicios.
  4. Sobornos y reembolsos ilegales a proveedores.

En el caso dominicano, todo apunta a que SENASA —la aseguradora estatal— fue infiltrada por una estructura delictiva formada por ejecutivos y profesionales del sector salud, tanto público como privado, que conspiraron para desfalcar al sistema.

«Una asociación de malhechores»

El entramado incluía farmacias, clínicas y médicos que, en lugar de velar por el bienestar de sus pacientes, encontraron en el sistema de salud una fuente de enriquecimiento ilícito. Según denuncias, muchos afiliados de SENASA fueron víctimas de negaciones injustificadas de tratamientos ya facturados, afectando directamente su salud y su economía.

Los resultados han sido devastadores: pacientes que no recibieron medicamentos, tratamientos que nunca se realizaron pero sí fueron cobrados, procedimientos innecesarios y diagnósticos falsos para justificar cobros indebidos. En los casos más graves, se denuncian amputaciones, intervenciones erradas y efectos secundarios por medicamentos no indicados.

¿Genocidio silencioso?

Lo que algunas voces califican como un «genocidio silencioso» ha dejado un saldo doloroso: sufrimiento humano, empobrecimiento, y una pérdida de confianza en el sistema de salud. Esta llamada «industria del dolor» —alimentada por mafias sanitarias y la complicidad de sectores económicos— ha provocado, según denuncias, más víctimas que las guerras y pandemias recientes.

El juramento hipocrático, en entredicho

En medio de este escenario, surge una pregunta ética: ¿qué ha pasado con el juramento hipocrático que compromete a los médicos a proteger la vida? Cada vez más pacientes denuncian sentirse como clientes o «oportunidades comerciales», antes que personas enfermas necesitadas de atención.

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