Desde República Dominicana al mundo: un llamado firme contra la trata de personas

El vocero dominicano reitera el compromiso del país contra la trata de personas tras la IV Cumbre en Washington y llama a convertir palabras en acciones reales.

Por: Eduardo Pérez

La trata de personas no espera: es hora de pasar del compromiso a la acción real

La Declaración de Buena Voluntad para la Prevención y Lucha contra la Trata de Personas, firmada en el marco de la IV Cumbre Internacional celebrada en Washington, D.C., ha reavivado un llamado urgente: el mundo necesita redoblar esfuerzos para erradicar la trata de personas, una de las más crueles formas de violencia moderna.

Desde República Dominicana, observamos con atención este tipo de iniciativas, reconociendo su valor simbólico y su potencial para impulsar una cooperación internacional más eficaz, coherente y centrada en las víctimas.

Pero, no podemos ser autocomplacientes. Aún hay víctimas que no son identificadas. Aún hay impunidad. Aún hay niñas y adolescentes que desaparecen sin respuestas. Y aún hay estructuras criminales que operan dentro de nuestras fronteras, muchas veces con complicidad pasiva.

Trata de personas: crimen silencioso, impacto devastador

La trata de personas no es ajena a nuestra región. Afecta a mujeres, niños, adolescentes y migrantes. Es una industria criminal que no solo explota cuerpos, sino que destruye vidas enteras, tejiendo redes trasnacionales con métodos cada vez más sofisticados.

En nuestro país, se han identificado casos tanto de trata interna como transfronteriza. La Ley 137-03, el CONAPRED y las alianzas institucionales han permitido avances, pero aún existen brechas importantes:

Procesos judiciales que no siempre garantizan justicia.

Víctimas que no son identificadas a tiempo.

Falta de recursos para atención integral.

Como vocero dominicano y como ciudadano, hago un llamado respetuoso pero firme:

  • A los Estados: financien y apliquen políticas integrales, con enfoque de derechos humanos y género.
  • A la sociedad civil: continúen denunciando, educando y acompañando a las víctimas.
  • Al sector privado: no se desentiendan; tienen un rol clave en prevención y detección.
  • A los medios: visibilicen con ética, no con morbo.
  • A los ciudadanos: no callen ante una injusticia que puede tocar a cualquier familia.

Reflexión final: no hay neutralidad ante el sufrimiento

La trata de personas no es un problema ajeno, ni lejano. O actuamos con decisión, o seremos cómplices por omisión.

Desde República Dominicana, observamos, aprendemos y nos sumamos a toda iniciativa que eleve esta lucha al nivel que merece: el de una causa global, urgente y profundamente humana.

Porque la dignidad no puede esperar.
Porque las víctimas necesitan justicia, no discursos.
Porque el silencio también esclaviza.

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