El capítulo 16 revela cómo C. S. Lewis advierte que la religión puede convertirse en un instrumento del orgullo y la división si se vive sin profundidad.
Cuando la fe se convierte en arma
En el capítulo 16, Lewis pone su lupa sobre un terreno especialmente delicado: la religión institucional.
El demonio Screwtape enseña a su sobrino que no siempre conviene apartar a su “paciente” de la iglesia.
A veces, lo más eficaz es mantenerlo dentro, pero distraído por lo accesorio.
Lewis sugiere que incluso la fe puede ser corrompida cuando se usa como etiqueta social, ideología o vanidad moral.
No es la religión lo que salva, sino la sinceridad con la que se vive.
Iglesia visible vs. iglesia invisible
Screwtape explica que el humano suele fijarse en la iglesia visible: los edificios, los rituales, los feligreses imperfectos.
El demonio se aprovecha de esas apariencias para provocar crítica, orgullo y desilusión.
El creyente, en vez de mirar hacia lo divino, empieza a juzgar a los otros, olvidando que él mismo también es débil.
Lewis nos muestra aquí una sátira inteligente sobre la hipocresía religiosa.
El enemigo del alma no teme a la fe viva, sino a la fe superficial.
La religión como espectáculo
Otra trampa sugerida por Screwtape es convertir la iglesia en un centro de debate o de entretenimiento.
Cuando la religión se transforma en espectáculo, la devoción desaparece.
Lewis advierte que el orgullo espiritual puede nacer de sentirse “del grupo correcto”, “del movimiento más puro” o “de la parroquia más moderna”.
El resultado: el creyente deja de buscar a Dios y comienza a buscar estatus moral.
Una crítica que sigue resonando en tiempos de iglesias mediáticas y comunidades virtuales.
Fe viva y fe razonada
Lewis no condena la religión, sino su deformación.
Su mensaje es que la fe auténtica exige pensamiento, humildad y compromiso real.
La religión puede ser el camino al bien o el disfraz del ego.
Todo depende de si se vive como encuentro con lo eterno o como espejo del yo.
Esta reflexión, aunque nacida en un contexto cristiano, trasciende cualquier credo: toda práctica espiritual puede vaciarse de sentido si se convierte en rutina o espectáculo.
Conclusión: el riesgo de creer sin pensar
El capítulo 16 de Cartas del diablo a su sobrino es una advertencia contra el orgullo religioso.
Lewis denuncia la tentación de usar la fe como bandera, en lugar de como camino.
Su mensaje final es claro y actual:
“No hay peligro mayor para el alma que creer que ya está a salvo.”
El autor nos invita a revisar no solo en qué creemos, sino por qué.