Una joven dominicana con cáncer de mama lucha contra el tiempo mientras espera un medicamento vital. Un llamado a la solidaridad y a la acción del sistema de salud.
La enfermedad no entiende de trámites
Hay momentos en los que la vida obliga a detenernos y mirar de frente una realidad incómoda: la salud no puede esperar. Mientras los procesos administrativos avanzan con lentitud, el cuerpo humano no concede prórrogas. El cáncer no espera turnos ni aprobaciones.
Hoy, una joven dominicana enfrenta una batalla desigual. No solo lucha contra una enfermedad agresiva, sino también contra un sistema que le pide paciencia cuando el tiempo es justamente lo que no tiene.
Un sistema que debería proteger, no retrasar
En República Dominicana existe el Programa de Medicamentos de Alto Costo, creado para responder a situaciones críticas como esta. También existe Senasa, cuyo propósito es garantizar el acceso a la salud de los ciudadanos más vulnerables.
Sin embargo, cuando una persona diagnosticada con cáncer debe esperar meses por un medicamento vital, algo está fallando. No se trata solo de números, expedientes o protocolos; se trata de una vida joven que se apaga mientras los procesos siguen su curso normal.
El dolor invisible que no sale en los informes
Más allá de los diagnósticos médicos, hay un dolor que no aparece en los documentos oficiales:
el dolor físico constante, la pérdida de movilidad, el desgaste emocional y la angustia de una familia que observa impotente cómo el tratamiento indicado no llega.
Cuando una paciente debe recurrir a calmantes fuertes para sobrellevar el día, ya no estamos hablando solo de salud, sino de dignidad humana.
La solidaridad como último recurso
Resulta profundamente preocupante que, en pleno siglo XXI, una joven tenga que acudir a redes sociales, a la buena voluntad de desconocidos y a la solidaridad colectiva para poder acceder a un medicamento que puede salvarle la vida.
La ayuda ciudadana es valiosa y necesaria, pero no debería sustituir la responsabilidad del sistema de salud. La solidaridad no puede convertirse en la única esperanza.
Un llamado a la conciencia y a la acción
Este no es un caso aislado. Es el reflejo de muchas voces que no siempre son escuchadas a tiempo. Hoy es una joven; mañana puede ser cualquiera.
Hacemos un llamado respetuoso pero firme a las autoridades correspondientes, a Senasa y al Programa de Alto Costo, para que revisen con urgencia estos casos donde la vida corre contra el reloj.
También invitamos a la sociedad a no mirar hacia otro lado. Compartir, apoyar y exigir respuestas es una forma de salvar vidas.
Porque la vida no puede ponerse en espera
La salud no debe ser un privilegio ni una carrera de obstáculos.
Cuando una persona lucha por vivir, el sistema debería correr con ella, no dejarla atrás.
Hoy más que nunca, es momento de demostrar que la humanidad puede estar por encima de la burocracia.
Si puede contribuir con este caso, puede comunicarse a través de los números 829-963-2265 y 829-342-5137, así como por el correo electrónico [email protected].
O colaborar a través de los números de cuentas 9605512431 del Banco de Reservas o 33654390010 del Banco BHD a nombre de Orquidea Kelly. La cédula de Orquidia es 402-3377285-0.