Opinión sobre la prohibición en redes sociales

En esta opinión analizo la prohibición de redes sociales para menores en Australia y cómo una joven de 13 años la evadió en minutos. Reflexiono sobre la eficacia, los riesgos y las implicaciones de controlar la vida digital infantil.

Mi opinión sobre la prohibición de redes sociales para menores

Cuando leí la historia de Isobel, una niña de 13 años que tardó menos de cinco minutos en evadir la prohibición de redes sociales en Australia, no pude evitar reflexionar sobre lo desconectadas que pueden estar algunas políticas públicas de la realidad tecnológica. La niña simplemente sostuvo la foto de su madre frente al sistema de verificación, y la plataforma le dio acceso. Para mí, este episodio resume un problema mayor: regular internet es mucho más complejo que aprobar una ley.

La buena intención detrás de la prohibición

Quiero reconocer algo importante: la preocupación de los padres es real. Vivimos en un entorno digital que expone a los menores a:

  • acoso,
  • contenido inapropiado,
  • manipulación algorítmica,
  • y dinámicas sociales que pueden afectar su salud mental.

Entiendo a Mel, la madre de Isobel, cuando dice que la ley le daba esperanza. Como adulto, también desearía que existiera una herramienta sencilla que protegiera a los jóvenes sin necesidad de monitorear cada minuto de su vida digital. La intención es noble, y no podemos ignorarlo.

Pero la medida falla en lo esencial

Mi opinión crítica se enfoca en tres fallas claras:

1. La tecnología de verificación es vulnerable

Si una niña puede engañar al sistema con una foto de su madre, ¿qué impedirá que otros usen imágenes descargadas de internet?
Esto no solo inutiliza la medida, sino que abre puertas a:

  • suplantación de identidad,
  • violaciones de privacidad,
  • y uso indebido de datos biométricos.

2. Los menores siempre irán un paso adelante

La realidad es simple: los jóvenes son más hábiles que muchos adultos en lo digital.
Cuando se les cierra una puerta, encuentran una ventana, una aplicación nueva o una cuenta secundaria.

La historia de “alguien que usó la cara de Beyoncé” para pasar la verificación suena graciosa, pero en el fondo revela la fragilidad del control estatal sobre la vida virtual.

3. Puede empujar a los niños a espacios más peligrosos

Cuando se restringe el acceso a plataformas grandes y conocidas —que al menos tienen moderación— muchos adolescentes migran a sitios menos regulados.

Eso, para mí, es lo más alarmante.

¿Realmente protege o solo crea una falsa sensación de seguridad?

Lo que más me preocupa es que políticas como esta pueden dar a los padres la impresión de que sus hijos están protegidos… cuando en realidad no es así.

Me pregunto:

  • ¿Estamos desatendiendo la educación digital?
  • ¿Estamos delegando en algoritmos lo que debería ser un proceso educativo familiar?
  • ¿Estamos creando sistemas fáciles de eludir que solo generan confianza falsa?

La historia de Isobel demuestra que la protección no puede basarse en verificaciones automáticas débiles

Lo que creo que sí funcionaría

A mi juicio, la conversación debería moverse hacia:

  • alfabetización digital real en escuelas,
  • acompañamiento parental informado,
  • sistemas de verificación éticos y sólidos,
  • colaboración entre gobiernos y plataformas,
  • y herramientas que promuevan el uso seguro, no la prohibición total.

Prohibir sin educar es como poner un candado en una puerta que no tiene paredes.

Mi reflexión final

Al final, la historia de Isobel no me sorprende, pero sí me hace pensar.
Me deja claro que la tecnología no puede reemplazar la responsabilidad humana.
Creo profundamente que necesitamos políticas inteligentes, no políticas simbólicas.

La intención de proteger a los menores es válida.
Pero si la herramienta se rompe en cinco minutos, entonces no estamos protegiendo; estamos improvisando.

Fuente: BBC Mundo

Comparte a travez de: