Huracán Melissa: una lección amarga para República Dominicana

Una semana después del huracán Melissa, miles de dominicanos siguen afectados. Más que un desastre natural, es un reflejo de vulnerabilidad y desigualdad.

Huracán Melissa: más que un fenómeno natural, una advertencia

Una semana después del paso del huracán Melissa, que se degradó a categoría 2 durante la semana, República Dominicana sigue intentando recuperarse. Las cifras oficiales del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) revelan la magnitud del impacto: 4,135 personas evacuadas, cientos de viviendas destruidas y comunidades enteras incomunicadas, especialmente en la región Sur.

Pero más allá de los números, Melissa deja al descubierto una verdad incómoda: el país no está preparado para enfrentar los efectos del cambio climático ni sus consecuencias sociales.

Un territorio vulnerable, una respuesta limitada

El Sur del país, históricamente golpeado por la pobreza y la falta de infraestructura, ha sido nuevamente el epicentro del desastre. Las lluvias torrenciales no solo inundaron calles y viviendas, sino que exhibieron la fragilidad del sistema de drenaje, la deforestación descontrolada y la ausencia de planificación urbana.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno y las instituciones de emergencia, la respuesta ha sido más reactiva que preventiva. Cada huracán parece recordarnos los mismos errores: improvisación, falta de educación ambiental y políticas públicas que llegan tarde.

La crisis climática no es un futuro, es el presente

Melissa no es un evento aislado. Es parte de un patrón creciente de fenómenos extremos que afecta al Caribe con más fuerza cada año. Las altas temperaturas del océano Atlántico, el deterioro de los manglares y la urbanización sin control están amplificando los efectos de cada tormenta.

El país se encuentra en una encrucijada: invertir en resiliencia o resignarse a la repetición del desastre. La inversión en infraestructuras sostenibles, educación comunitaria y planificación territorial no puede seguir siendo opcional.

Solidaridad y autocrítica: dos caminos urgentes

Miles de dominicanos hoy viven en refugios temporales, con la incertidumbre de no saber cuándo volverán a sus hogares. Sin embargo, en medio del dolor, también emerge la solidaridad de las comunidades, la ayuda de voluntarios y la acción de instituciones locales.

No obstante, esta solidaridad no debe ocultar la necesidad de una autocrítica profunda. La verdadera reconstrucción no empieza cuando cesa la lluvia, sino cuando se asume que los desastres naturales también son sociales y políticos.

Un llamado a la acción

El huracán Melissa pasará a la historia, pero sus lecciones no deberían olvidarse. República Dominicana necesita una nueva relación con su territorio, basada en la prevención, la educación y la sostenibilidad.

Si algo nos enseña Melissa, es que la naturaleza no perdona la indiferencia.

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